lunes, 28 de octubre de 2013

Instantes

Todos estamos acostumbrados a viajar en el tiempo, recordando aquellas cosas que nos marcaron, aquellas cosas que dejaron su huella en nuestras mentes.

Tal vez estos recuerdos puede que nos produzcan una intensa amargura, un limón exprimido en nuestro interior, quizás podemos sentir que ese amargo líquido recorre nuestro cuerpo de arriba a abajo, pero tal vez, esos recuerdos puedan endulzarnos tanto el alma que podemos sentir cómo se derrite algo dentro de nuestro cuerpo, llega a nuestros labios y degustamos el sabor dulce de nuestro interior. 

Acostumbro a buscar esos buenos recuerdos, degustarlos, revivirlos, endulzando cada momento de mi vida y sobre todo, evitando la amargura de las tinieblas. 

Y es que creo que nuestra vida está llena de instantes. Instantes que engrandecen nuestras vidas, instantes que nos permiten seguir hacia adelante, siempre y cuando, el dulce del alma llegue a ser saboreado por nuestras papilas gustativas, un dulce constante, un dulce de recuerdos, maravillosos, que nos hacen extender nuestras mejillas esbozando una sonrisa. Sí, esas son las mejores sonrisas, las que llegan desde el alma que tan sólo han sido producidas por un instante de vida, un instante de exquisitez, un instante de dulzura. 



José Angel Moya

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